La fe se puede definir en pocas palabras como la propensión a creer, contra toda lógica, que sucederá lo improbable. Por lo tanto tiene un regusto patológico. Se aparta del mecanismo normal del intelecto e ingresa en el reino tenebroso de la metafísica trascendente. El hombre lleno de fe es sencillamente aquel que ha perdido (o no ha tenido jamás) la facultad de razonar en forma clara y realista. No es un simple asno: está realmente enfermo.
El creyente, Henry Louis Mencken
La fe se puede definir en pocas palabras como la propensión a creer, contra toda lógica, que sucederá lo improbable. Por lo tanto tiene un regusto patológico. Se aparta del mecanismo normal del intelecto e ingresa en el reino tenebroso de la metafísica trascendente. El hombre lleno de fe es sencillamente aquel que ha perdido (o no ha tenido jamás) la facultad de razonar en forma clara y realista. No es un simple asno: está realmente enfermo.
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